La agricultura y su evolución a lo largo de los siglos

Autor: Alejandra Rueda Pacheco
Fecha de publicación: mayo 13, 2019

En sus inicios, la agricultura surgió simultáneamente en diferentes partes del mundo. Se han identificado hasta once regiones distintas donde se originó formas y técnicas para aprovecharse de los frutos de la tierra.
Los primeros habitantes humanos de la tierra recogían granos silvestres hace más de 20.000 años. Después comenzó a cultivar farro, trigo, cebada, guisantes, lentejas, garbanzos y linos. El arroz surgió en China entre el año 11.500 y 6.200 a C. Más tarde llegó la domesticación de los cerdos, las ovejas y el ganado bovino.
Ya en la Edad Media la agricultura se transformó con el uso de técnicas mejoradas y las plantas de cultivo. En el siglo VIII, el mundo islámico medieval gozó de una transformación en las prácticas agrícolas que ha dado nombre a la revolución agrícola árabe, que se caracterizó por la difusión de cultivos y la expansión de sus productos a través de rutas comerciales.


A partir del siglo XX, la agricultura en los países desarrollados experimentó un gran auge y fue más productiva a medida que la mano de obra del hombre fue sustituida por el empleo de máquinas, el uso de fertilizantes sintéticos y la cría selectiva.

Los orígenes de la agricultura en la historia de la humanidad

Hace unos 23.000 años, los humanos comienzan a recoger cada vez más plantas y cereales. El primer gran paso en el desarrollo de la agricultura comenzó con la domesticación de algunos animales para que ayudaran al hombre en el cultivo de la tierra. Esto sucedió a lo largo del Mediterráneo unos 8.000 años antes de Cristo.
A diferencia de los recolectores que solo se servían de los frutos de la tierra cuando escasean la caza y los frutos silvestres, los agricultores viven de su trabajo y proveen al resto de la sociedad.
En la antigüedad, la mayoría de la población activa rural la componían pequeños agricultores con tierra propia que eran imprescindibles para el sostenimiento de los estados gracias al pago de sus impuestos en especie. En la antigua roma ya se producen las primeras luchas por obtener una reforma agraria.

La evolución de la agricultura en España en el siglo XX

Hacia 1930, la agricultura española es una de las más atrasadas de Europa. Además de la tardanza en implementar la modernización agrícola, a mediados de esta década estalló la Guerra Civil española, lo que suspense los efectos de la reforma agraria republicana.
En los años 40, y tras la guerra, la gente vuelve al campo. La población pasa hambre y los precios agrícolas son muy altos. La corrupción y la hambruna se unen para crear el estraperlo o mercado negro lo que conlleva que grandes propietarios de tierras se enriquezcan muy rápidamente a costa de las penurias del resto de la sociedad.
A partir de 1952, la agricultura suministrará capitales, fuerza de trabajo y mercancías para llevar a cabo el desarrollo industrial. Ello hizo que los campesinos abandonaran sus campos para unirse a las ciudades.
Los campesinos depositan sus ahorros en bancos donde ingresaban los pagarés con que el Servicio Nacional del Trigo les paga. Tras el levantamiento del bloqueo comercial y el desarrollo económico se acaba impulsando la industrialización de España y logrando que la agricultura tuviese menos incidencia en la riqueza nacional.
La explotación de la concentración parcelaria trajo consigo la utilización de tractores, cosechadores, abonos, lo que logró utilizar menos fuerza de trabajo y más capital. Con ello aumento la productividad de la tierra en todas partes.
Actualmente, la agricultura española y la del resto de Europa se mantienen gracias a las subvenciones y una política proteccionista hacia los productos de la tierra.

El sistema agrario feudal

Ya en el siglo V el Europa Occidental se desarrolló el sistema agrario feudal. La venta de los cereales en los mercados, la combinación en las granjas de los cultivos y la ganadería, hicieron que se consolidase el sistema agrario medieval.
Durante este período se introdujo el arado con vertedera, surgió un arnés más eficaz para usarse en caballerías y herraduras y se expandió el cultivo en rotación doble de siembra y barbecho.
Sin embargo, esta consolidación del progreso en la agricultura se vio constantemente frenada por los desastres naturales, las guerras y las hambrunas.
Para no perder sus tierras, muchos campesinos cedieron sus campos a los acreedores y se convirtieron en sus siervos, buscando amparo en un sistema feudal en los que estos campesinos buscaron la protección de los señores preparados para el combate.
Dentro de la misma sociedad campesina existían distintas castas, y estos agricultores podían ser libres, siervos o esclavos. Dentro de ellos, los villanos eran aquellos que poseían pequeños terrenos y se componían de hombres que realizaban el trabajo duro de los cultivos, mientras sus mujeres atendían la casa y las tareas domésticas y cultivaban verduras en sus pequeños huertos.

La agricultura y las grandes crisis económicas del siglo XX

Con la llegada del siglo XX, la agricultura experimentó una gran paradoja: mientras los gobiernos y los estados prestaban su ayuda al desarrollo de la agricultura como nunca lo habían hecho, los campesinos, de forma masiva, abandonaban los campos y huían a la ciudad huyendo de las estrecheces y penurias de la vida rural.
En países como Estados Unidos y Canadá, los granjeros de estos países vieron que, al mismo tiempo que crecía la demanda de cosechas durante la Primera Guerra Mundial, los precios de sus productos se abarataban. Para luchar contra ello iniciaron una labor intensiva de las tierras en los años veinte y la siembra de grano en las Grandes Llanuras. Esta decisión secó y agotó el suelo.
En 1930 llegó la gran sequía y unos veranos muy calurosos entre 1932 y 1934 que causó grandes tormentas de polvo y arena que impedían el cultivo, provocó que la gente no pudiese respirar y tuvo como consecuencias que cientos de miles de personas huyeran de sus regiones huyendo del hambre y de la miseria.
Otras grandes sequías se produjeron también en la Unión Soviética y China, que trajo como consecuencia hambrunas y con la que se contabilizó millones de muertos.